"Bienvenid@ seas Amig@. Te saludo. Espero que tu visita te lleve a lo que buscas y que se repita una y otra vez convirtiéndose en costumbre; que el Universo una nuestros Caminos y podamos disfrutar del regalo de Bosques y Ríos, Montañas y Glaciares, de nuestros hermanos de las familias del Aire, la Tierra y el Agua, de nuestros Arcos y Flechas... Que seamos uno más del Pueblo de las Gentes del Sueño, la Tribu sin fronteras que viaja por nuestra Madre Tierra con el corazón en la mano y una sonrisa de Paz en la mirada."


lunes, 7 de noviembre de 2011

En el Dojo.



Han transcurrido ya unos minutos desde que me senté junto a los Kyudokas en la posición de Seiza. No compartí el inicio de la sesión -quizás por respeto-  en el que durante un tiempo no muy prolongado, y en perfecta formación, realizaron lo que entendí como una breve práctica de meditación, finalizada con los saludos rituales del maestro a los alumnos y viceversa.

Mis tobillos comienzan a sentirse doloridos ahora, mientras que, sin quererlo, me traslado por momentos al Tatami de mi juventud en la que practiqué Karate. Me asombra, al volver en mí, la similitud de las sensaciones de armonía y paz que estoy experimentando con las que en aquel entonces tuve...

He asistido extasiado al Sharei, el tiro ceremonial, y ahora escucho atentamente al maestro, aunque he adoptado pese a saber que no es del todo correcto una posición con las piernas cruzadas en busca de mi comodidad personal. Habla el Shido-in... Lo que nos explica me vuelve a retraer a las palabras de mi Sensei:

"Sin raíces, sin un buen Tronco y sus ramas... no habrá buenos frutos"

Siempre me fascinó la filosofía oriental. Esa forma de decir aquello que es fundamental mediante metáforas que son tan claras como el agua de un manantial y tan impactantes como una roca que cae desde un acantilado a un lago en calma.

Acabada la exposición, y tras una nueva reverencia, comienza el ejercicio de "tiro libre". Y me sorprende encontrar tantas diferencias con las líneas de tiro en las que pocas veces -ya saben que normalment busco la soledad o la escueta compañia de mis arquer@s de confianza- puede vérseme.



Impera el Orden, una secuencia de entrada a la linea de tiro, una autodisciplina que acongoja, una concentración sublime, una armonía absoluta, ni una sola palabra. El Shido-in deja hacer a los kyudokas y se dedica a enseñar a una iniciada la manera en la que tiene que caminar... Allí la dejará buena parte de la mañana... paso tras paso, totalmente enfocada en los movimientos de sus pies y quizás en sus sensaciones interiores.

- Normalmente transcurren unos 6 meses hasta que el iniciado puede soltar su primera flecha – me dijo El Shido-in al comienzo de la informal entrevista...y sigo observando los pasos ceremoniosos de la iniciada...6 meses!...

Hace rato que he apagado la cámara. Deben haber transcurrido dos horas desde que la sesión dió comienzo, pero el tiempo se me ha hecho tan relativo como etéreo observando la precisión de cada uno de l@s arquer@s... sus elegantes movimientos al entrar en línea, la forma de tomar su Yumi, sus flechas... la manera en la que con la mirada casi perdida encajan la flecha tras una larga serie de movimientos precisos y encadenados...Ashibumi, Dokuzuri, Yugamae, Uchiokoshi, Hikiwake, Kai, Hanare...-nuestra "suelta"- ... Zanshin..."la mente (o corazón) que permanece"...eso en lo que suelo insitir a aquellos a los que he iniciado en mis clases... "la permanencia"...


No he podido evitar en ocasiones mirar hacia el Mato para confirmar donde acaban los vuelos... Pero también sé que esto no es tan importante como lo es para otros "mundos" del Arco. Y al momento, he vuelto a quedar atrapado en las miradas, las posiciones, los gestos suaves...

Seis meses para tirar una flecha. El compromiso de asistir cada semana sin falta -lo que supondría dejar de lado tantas cosas!-... Cuando el grupo hace una pausa, me despido tras agradecerles la experiencia compartida, la confianza y el aprendizaje que ha supuesto...

Y cuando vuelvo a casa conduciendo bajo la persistente lluvia de estos días... un pensamiento pasa por mi mente.

-"Si una sesión me ha supuesto tal trasbalse... qué ocurriría conmigo durante los 6 meses de iniciación?"...

Quizás algún día pueda responder a la pregunta. Sé que mi Camino del Arco es un camino muy personal, mi camino, aunque no tenga ni la más remota idea de dónde me lleva, ni cómo va a continuar.


A Javier Parrilla y el Grupo del Dojo de Kyudo de Barcelona... Arigatô!!
Para saber más, visita: Kyudo.es