"Bienvenid@ seas Amig@. Te saludo. Espero que tu visita te lleve a lo que buscas y que se repita una y otra vez convirtiéndose en costumbre; que el Universo una nuestros Caminos y podamos disfrutar del regalo de Bosques y Ríos, Montañas y Glaciares, de nuestros hermanos de las familias del Aire, la Tierra y el Agua, de nuestros Arcos y Flechas... Que seamos uno más del Pueblo de las Gentes del Sueño, la Tribu sin fronteras que viaja por nuestra Madre Tierra con el corazón en la mano y una sonrisa de Paz en la mirada."


lunes, 13 de mayo de 2013

Arcos y Robles


Una iniciación básica de Arco de Bosque para un grupo de 16 personas de edades muy diferentes... de 6 a 54 años...


En cierto modo he regresado a mi orígen. A través del parabrisas he saludado en la distancia a los Pirineos todavía nevados, las Montañas en las que construí mi primer Arco durante un ejercicio de supervivencia deportiva en solitario. Mientras la caravana de vehículos se acercaba al destino, también he sentido la proximidad de la casa de colonias de Vilanova de Sau en la que me inicié en la enseñanza del tiro con arco, allá por 1995...

Txevi, el responsable de monitores, llegaba con su lista: son 32, esta vez de 13-14 años...estará todo listo Juanto? -me decía. Estará todo listo Txevi -respondía yo casi siempre. Apenas marchaba un grupo y ya llegaba el siguiente. Así fué cada día, cada semana, cada mes... durante todo un año, mañana y tarde.

Llegar hoy con el gran grupo de niños y adultos que me siguen - famílias completas- a las instalaciones de Vall-Llobera tiene un significado muy especial para mí: en cierta forma es un renacer, un nuevo comienzo, tras varios años de actividades en el foso del Castillo de Montjuic, un espacio mucho más limitado en ciertos aspectos.


Mientras preparo la sesión me alegro de no haber malvendido el material de enseñanza cuando las circunstancias me apretaron fuerte. Uno a uno, monto las cuerdas y mis Arcos despiertan. Los frondosos Robles los acogen a la sombra de sus verdes hojas, nuevas, oscilantes, contentas, mecidas por la suave brisa que sopla en las tierras ausetanas. Me siento como en mi propia casa.

La actividad se desarrolla de una forma fluidamente improvisada. Me adapto a la realidad concreta, a las múltiples preguntas, al interés y las necesidades de cada uno de los asistentes. Me dejo llevar por un saber hacer desarrollado a lo largo de los años, perfeccionado con cada una de las experiencias y por supuesto siempre mejorable. Formo dos líneas de tiro, combinando edades, lateralidades y fuerzas. Ajusto armoniosamente sus equipos en consonancia. Repaso los detalles y normas de seguridad primordiales y subimos a la zona de calentamiento entre animados comentarios. En unos minutos ya vuelan las primeras flechas -siempre tan especiales- arrancando sonrisas, destellos de luz en las miradas y profundos sentimientos de alegría y satisfacción.


Poco a poco voy "soltando cuerda" al tiempo que los nuevos iniciados son más autónomos y se sienten más seguros. Ayudo a quien más lo necesita y halago cada pequeño logro de los que avanzan. Una vez familiarizados con sus Arcos y Flechas, sintonizados, nos dirigimos al recorrido de figuras 3D de iniciación. Allí comienza entonces el gran juego de la caza simulada...

Una tras otra, las flechas de la Tribu vuelan hacia las dianas, despertando sensaciones largo tiempo dormidas en los arqueros. El Sol brilla fuerte, los cúmulos de tormenta crecen lejos, sobre el Montseny que se vislumbra en el Horizonte. Canta el cuco, armonizando su melodía con el vaivén de las sueltas una y otra vez repetidas...


Cuando todo acaba me quedo solo en el campo unos minutos. Escucho al Bosque. Doy las Gracias. Vuela un pensamiento que se pierde en la frondosa maraña para siempre. Mis Arcos y los Robles vuelven a ser hermanos. Los primeros acercarán a las personas a los segundos, los segundos les cantarán las canciones de los ancestros para que recuerden...


Gracias Grupo de la Muntanyeta.