"Bienvenid@ seas Amig@. Te saludo. Espero que tu visita te lleve a lo que buscas y que se repita una y otra vez convirtiéndose en costumbre; que el Universo una nuestros Caminos y podamos disfrutar del regalo de Bosques y Ríos, Montañas y Glaciares, de nuestros hermanos de las familias del Aire, la Tierra y el Agua, de nuestros Arcos y Flechas... Que seamos uno más del Pueblo de las Gentes del Sueño, la Tribu sin fronteras que viaja por nuestra Madre Tierra con el corazón en la mano y una sonrisa de Paz en la mirada."


viernes, 3 de septiembre de 2010

EL ARQUERO ENCARAMADO...

Paseo relajadamente por el Pinar del Ródeno en Albarracín. En lo que hace millones de años fue el Mar de Tetis.

Al retirarse las Aguas, camparon a sus anchas los grandes Dinosaurios. Los afloramientos rocosos trabajados largo tiempo por los elementos tomaron forma de Cañones y Gargantas... mi vista se pierde mientras camino entre las Fortalezas Rocosas que sirvieron a los primeros hombres que llegaron mucho después como refugios de caza, quizás como mágicos santuarios... Más tarde, cuando llegaron los Hombres Altos del Este, cruzando las Grandes Blancas del Norte, armados de pesados escudos, mazas y largas espadas de hierro, poco pudieron hacer las flechas de ramas y puntas de sílex impulsadas por sus arcos labrados... y estos cazadores desaparecieron dejando sus pinturas como huella. Una huella que rastreo para encontrarme con algo de mí mismo.

Tanto tiempo después buscando las pinturas de los Cazadores del neolítico, saboreando esta tierra a veces roja, a veces naranja... como del Sáhara. Me encaramo como por impulso en sus rocas grises enblanquecidas por el magnesio de compañeros escaladores que andan por aqui haciendo Bulder, me encuentro cara a cara con los habitantes del Bosque de Pino ródeno que no hace mucho, aún se sangraba para obtener la resina con la que estas gentes de Albarracín comerciaban hasta bien entrado el siglo XX. Respiro un aroma penetrante con olor a jaras, tomillos, romeros y pinos, aires de monte sano... que refrescan los pulmones y la mente. Caminar en el Monte: un buen deporte, una buena terapia.

A cada paso, mis ojos se pasean entre los troncos de marcada corteza de los ródenos, y de tanto en tanto una baliza en los caminos señalizados me anuncia una nueva cueva, un nuevo abrigo, otra pintura, otro grabado. Me acerco y las contemplo ensimismado, ensoñado.


Son mis compañeros de paseo un lagarto que se calienta en una piedra, una mariposa nocturna durmiendo invertida en la panza de la gran roca, la huella del zorro y del jabato grabadas en la arena, en el rojo barro... Y al final del camino, antes de llegar al Acantilado que rompe el bosque con un salto de vértigo en el que planean las Águilas y Milanos, me encuentro con el Arquero Encaramado... Sólo mi imaginación puede contarme su historia, el por qué de su acecho desde lo alto de las rocas, el por qué de su tumbada figura empuñando el arco en posición de disparo. Quién sabe...



Esa misma tarde realizo una iniciación al Arco. Preparo una zona segura en el frontón del càmping en el que me alojo. Para preveer rebotes en la pared, coloco unas sábanas viejas colgadas tras la diana, que màs de una vez demostrarán su eficacia. Mis Arcos Viajeros salen de sus fundas para jugar de nuevo con las personas que se interesan por ellos, más de las que me esperaba, y tras una charla cordial que atienden grandes y pequeños, vuelven a volar mis largas y delgadas flechas de iniciación, recordando con su vuelo el de las que lo hicieron en otras épocas. Responden dulces mis arcos ligeros a la presión de los puños cerrados y tensos por la impaciencia y el nervio de la vez primera, soporta la pequeña diana los impactos resignada, muchas veces directamente en sus patas de madera...Regresa por un momento el espíritu del Arco a pasear entre nuestros corazones emocionados...entre sonrisas y comentarios, entre sorpresas y sensaciones, entre miradas y gestos de alegría y descubrimiento... Se oye el zumbido de las cuerdas que resuenan.

Después de todo, tanto da dónde llegue la flecha, lo importante en estas situaciones es el Sentimiento Compartido que provoca su suelta.

Y mientras tanto, sigo pensando en el Arquero Encaramado cuya imagen quedó grabada para siempre en la roca, y a partir de ahora en mi mente.

El "Pirulón" lo llaman... Esta es una reproducción que hay en el Punto de Información del Parque.

POR CIERTO, UN BUEN LUGAR PARA ALOJARSE ALLÍ SON LOS BUNGALOWS DEL CAMPING ALBARRACÍN:
http://campingalbarracin.com

sábado, 31 de julio de 2010

ARCOS VIAJEROS

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Acampados a la orilla del Garona...acogidos por los frondosos Bosques de la Val d'Aran justo al lado del Camin Reiau, transitado desde tiempos inmemoriales por viajeros y caminantes...el canto del Búho me reconforta mientras disfruto en silencio del calor de mi saco de dormir de invierno. Porque aunque Julio está avanzado, aquí en las Montañas de los Osos, el frío de la noche me revitaliza frente al incandescente calor que dominaba y alargaba pesadamente estas últimas noches en la Gran Mancha Gris.

Los grillos y sapos también cantan sus tonadas nocturnas, y dentro de mi tienda, siento el arrullo del río que acompaña mis pensamientos... Duerme mi familia, y me siento en comunión con esta Tierra que ya hace años que visito. Una Tierra que me hechizó desde que durante un Trekking por el Tuc dels Armeros, un Mes de Mayo, un Oso se nos apareció a lo lejos, al otro lado de la lengua nevada que protegía la cima, para salir corriendo al otro lado de la vertiente nada más comprobar quienes éramos. Luego nos acompañaron los rebaños de Rebecos al salir de la tienda en la que vivaqueamos, y los grandes lagartos verdes pintados de manchas amarillas, compartieron nuestro exiguo almuerzo... Desde entonces ando enamorado de esta Tierra. Y nunca antes había llevado mis Arcos.

Pero esta vez mi visita tiene una nueva motivación. Esta vez, mis nuevos Arcos Viajeros, casi de juguete, con flechas de iniciación despuntadas y cuerdas como de atar zapatos, me acompañan. Y con mi gastada diana de espuma, esta vez podré disfrutar de una de mis pasiones...o de varias a la vez, según se mire.

Preparo una zona segura. Comienza una tarde en la que no tenemos más planes. Mañana, y pasado, y al otro quizás, si la meteorología nos acompaña, la agenda está repleta de posibles excursiones y trekkings a los lagos de las altas cumbres, a los bosques de Carlac y sus mágicos hayedos, a descubrir el camino que lleva al aislado núcleo de Montgarri...pero ahora toca SOLTAR mis flechas aladas...

Lo que empieza siendo un entrenamiento en corta distancia con mis Arcos Viajeros, se acaba transformando en una Actividad que atrae a una docena de niñ@s y mayores...Me sorprende, pero no demasiado. Porque suele ocurrir en el Castillo de la Montaña que tiene a la Ciudad rodeada, ocurrió en el pasado en las Masías en las que me ocupaba de esta actividad en colonias y estancias de grandes y pequeños...en las aglomeraciones que suponían Salones de Infancia, encuentros de Clubes infantiles televisivos de renombre, jornadas deportivas variadas...

Y poco a poco transcurre la tarde, y cada vez somos más los que esperamos el turno de soltar la flechas impacientes. Los Arcos Hablan... Las flechas vuelan... Las sonrisas comparten sentimientos intensos...

Y al caer la tarde, ya junto a mi tienda justo antes de preparar una cena ligera, me visitan algunos de los chavales con los Arcos y Flechas que han fabricado con lo que el Monte les ha obsequiado...


Porque lo llevan dentro, porque Arcos y Flechas estaban ahí antes que yo llegara... 

Y disfruto del vuelo de las flechas torcidas rematadas con puntas de pizarras encontradas en los canchales. Impulsadas por ramas irreconocibles y cuerdas de rafia. Y lo que sienten estos "ingenieros", me llega al alma... y me recuerda cuando yo mismo de pequeño, intentaba cazar gorriones con mi arco de ciprés y mis flechas de caña con puntas de chapa, allá en el cámping en el que me perdía todo el día bajo la sombra de los pinos durante el cálido verano.


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